
Todos se suben al autobús y a nadie le importa el uno más uno de los demás, sólo estar sentados, acomodarte en medio del grupo de gente que empuja. Tratar de no escuchar el silbido del cobrador de pasajes, o de escucharlo todo, depende de qué eras y qué querías. Yo debía ser un estudiante de camino a la universidad. Pero más era un extraño con un efecto gelatinoso en la mirada, gimiendo que ella no estaba en ese autobús. Yo quería observar y dejar de pensar tanto en la distancia.Pero no pude, y así estoy. Paseaba la mirada sobre cada uno de los pasajeros, y no era cobrador, uno que otro me devolvía la mala cara de que ni le mirara con ese contador que tenía de ojo: "ella no es ella", en definitiva "él no es ella". También te buscaba. !Donde te metiste, muchacha, tanto tiempO!, unas dos mil subidas a pie por los caminitos de siempre, y nunca estuviste allí.
Pero pensar en ti, o en lo que piensas, me olvidé siempre. ¿Qué piensas tú? ¿Quién eres para ti desde mi? ¿Qué tanto puedo hablar de lo que sufrí sin mencionarte desde tí,desde lo que pasas tú? ¿Qué tal si lo que sé realmente, es que quizá ni sientes? Y quizá, con eso te este faltando el respeto !Qué no sé lo que sientes!. Este vaivén me gobierna: una canica me rueda el estómago, está enfermo ya de tanto mareo emocional. !yo no quiero amores así, me oíste Dios! !Si vas a darme al amor de mi vida, colócalo a mi lado, para que hablemos!, !No me dejes aprender a leer, para aprender a escribir, para decirle lo que nunca le dije, aunque no me lea nunca!, No me dejes escribir espantósamente el mal de amor que ella me dejó!. Déjame quererle sin decir palabra, que cometo un crimen cada vez que me sale el huracán de dudas que navega mi alma.
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